martes, 6 de marzo de 2012

Jamil Mahuad


 Jamil Mahuad ex presidente del ecuador y gabrielino le concedio este año a vistazo una entrevista donde hablo sobre la resecion bancaria y le pidio perdon a todos lo ecuatorianos aunque cree que fue la decicion correcta a continuacion un resumen de la entrevista:


 Entrevista

El silencio se rompe como hielo que estalla en pedazos. Pasaron 12 años y tres días después de que fuera derrocado de la Presidencia de la República. Cambridge, la ciudad donde vive, amanece cubierta de nieve.

Es invierno para Jamil Mahuad. El “Pachecazo” –como él llama a la providencia del juez Enrique Pacheco– revive el juicio en su contra. Y establece indicios de un posible peculado.
La nieve de los años pinta sus sienes. Cumplió 62. Perdió su figura atlética de antaño. Su rostro denota el paso de casi tres lustros. Confiesa que tras el derrame cerebral que sufrió en 1997 abandonó el deporte. Vive solo en un departamento de dos dormitorios, que arrienda en el piso 20 de un edificio de clase acomodada, junto a Fresh Pond, un pequeño lago cuyas aguas cristalinas se observan desde la ventana de su sala.

“Vivo de dar clases, dictar conferencias y consultorías, así pago mis cuentas; no tengo ingresos fijos, varían de un mes a otro. Puedo pasar aquí otros 20 años, si quieren tenerme lejos del Ecuador y si llego a vivir tanto, pero no probarán que
mi patrimonio aumentó”.

Conduce una van Toyota Sienna 2006, de color achocolatado, de segunda mano: la compró porque no cumplía 50 mil millas de recorrido. Maneja ayudado por el GPS, por las calles de Cambridge o de Boston, ciudad contigua, apenas separada por el río Charles. Conoce de memoria la ruta desde su departamento hacia Harvard, la sede de la universidad que acaba de festejar 375 años de creación, y donde imparte cursos. “Tengo la fortuna enorme de que me gusta enseñar”.

Recorre el campus como si fuera su casa. En 1988 hizo un posgrado en Administración Pública. Camina hacia la biblioteca donada por la familia del estudiante que se ahogó trágicamente en el Titanic, en 1912. Es inevitable la referencia a la imagen que lo satirizó a fines de 1998. Gobernaba desde agosto de ese año y pronosticaba la gravedad de la crisis económica. “Yo no creé esa figura, mi explicación fue caricaturizada”.

El Titanic se hundió con su tripulación. Ecuador –entre los años 1998 y 2000– se hundió en la crisis económica más grave de la historia republicana. El desempleo subió del 8,5 al 19,8 por ciento; el valor de un dólar pasó de 5.426 sucres a 25 mil; el salario mínimo mensual bajó de 18,4 dólares a 4. El ingreso per cápita bajó en 40 por ciento. Decenas de ecuatorianos murieron. Unos de infarto. Otros se suicidaron al ver sus ahorros en sucres licuados, o sus ingresos mensuales de cientos de miles convertidos en un miserable puñado de dólares. En los años siguientes, más de dos millones de personas vivieron el éxodo forzoso a Estados Unidos, España o Italia. Sus hijos quedaron a merced de familiares, vecinos, amigos... Nadie ha calculado el costo social y humano que pagará la generación de los hijos de la crisis.

“Pido perdón”
“El pánico se apoderó del país. Los técnicos proyectaron una inflación anual del mil por ciento, en dos meses no habría dólares para pagar importaciones. Sufrí intensamente al tomar la decisión. Decidí cortar el brazo para salvar la vida. Lamento el dolor que la medida causó pero estoy seguro que evitó uno mayor”.
Mentalmente recrea la noche del domingo 7 de marzo de 1999, cuando como Presidente delineó con su equipo la estrategia de cerrar la banca (feriado bancario) para programar el congelamiento de depósitos en el sistema financiero.
El viernes previo, el dólar subía a 12 mil sucres. El argumento para congelar los depósitos aún hoy es irrebatible, sentencia: “Una medida extrema para una crisis extrema; estamos en hiperinflación; mañana limpian los bancos: hay que congelar la plata para que no sigan comprando dólares, debe parar el desangre... El 70 por ciento de la población no tiene cuentas corrientes... Me paso dando clases en muchos lugares, y nadie ha encontrado una alternativa”.
No hay acto de contrición. Trece años después no hay arrepentimiento, sino una petición. “Esas decisiones fueron indispensables para evitar un desastre mayor. Pero, humildemente pido perdón a cada persona por el tremendo dolor que esas medidas inevitables le causaron. Les pido comprender que no tenía alternativa, la crisis llevó al congelamiento, no fue al contrario”.
Entre el 8 y el 12 de marzo de 1999, los ecuatorianos encontraron bancos cerrados. Y desde el lunes 15, afrontaron el congelamiento total o parcial de sus depósitos bancarios, en virtud del decreto presidencial 685. A la siguiente semana, el Banco del Progreso, con más de 750 mil clientes, cerró sus puertas mientras su principal, Fernando Aspiazu Seminario, acusaba al Gobierno de Mahuad por obstruir la entrega de un crédito del Banco Central. Los bancos siguieron cayendo como piezas de dominó. En meses, el sistema financiero quedó reducido a la mitad.

La acusación
Víctor Granda, jurista y exdiputado, es uno de los acusadores en el juicio contra el exmandatario. Establece conexiones entre el feriado bancario, el congelamiento de fondos y el cierre del Progreso. “En el entorno del Presidente hubo banqueros que pidieron el congelamiento de fondos, entre ellos, Aspiazu Seminario, que intentó salvar el Banco del Progreso, y tuvo los tres meses siguientes para maquillar cifras”. Se refiere a la constitución de empresas de fachada, vinculadas a los mismos banqueros, como supuestas beneficiarias de préstamos.
Jorge Rodríguez, economista, también es parte acusadora. Integró la Comisión Anticorrupción que estudió el expediente. “Las cuentas alegres de los bancos Progreso, Filanbanco y Previsora generaron el congelamiento, ante la necesidad de cubrir sus atracos y para revestir con la estatal Agencia de Garantía de Depósitos las falencias que afectaban su liquidez y solvencia”. Según la denuncia, tras el congelamiento el Banco Central entregó agresivamente créditos a la banca, devaluando el sucre y acelerando la dolarización. Esta última medida licuó las deudas de los banqueros y afectó al Estado. Ambos coinciden en que las decisiones económicas del exmandatario configuran el delito de peculado. Mahuad asegura que el Banco Central actuaba con independencia por la Constitución de 1998. Y que nunca gestionó crédito alguno para la banca privada. En su equipo de colaboradores había, al menos, cuatro representantes del sector financiero: Guillermo Lasso, Alfredo Arízaga, Ana Lucía Armijos, Álvaro Guerrero. Lasso dejó el gobierno a fines de 1999, tras el no pago a un tramo de la deuda externa. Fue gobernador del Guayas y superministro de Economía. Guerrero, principal de La Previsora, dirigió el Consejo Nacional de Modernización. La Previsora cayó estrepitosamente en manos del Estado. También se detectó que había concedido créditos a empresas vinculadas.

Relaciones peligrosas
“Fernando Aspiazu contabilizó ingresos por 400 mil millones de sucres que nunca existieron”, explica Rodríguez. Según la providencia, los certificados de depósitos reprogramados fueron forjados para pagar deudas o exigir a la CFN que los recibiera a valor nominal.
Los acusadores tienen una teoría: la intención final de las medidas que martirizaron a los ecuatorianos fue salvar a banqueros, a quienes la administración de Mahuad debía favores políticos.
La copia del cheque por 3,1 millones de dólares que Fernando Aspiazu entregó a la campaña presidencial de Mahuad prueba la relación sinuosa entre poder económico y poder político. Vistazo publicó que la campaña presidencial de Mahuad costó 10 millones de dólares: la tercera parte provino del Banco del Progreso.
El juez Pacheco reabre el debate. Su providencia, emitida a fines de diciembre pasado, advierte que “Se infiere que el feriado bancario y el congelamiento de los depósitos ordenados por Mahuad fueron asumidos, más que para evitar la quiebra de varias instituciones financieras, para proteger y encubrir a los responsables”.
Mahuad se confiesa con Vistazo. Explica durante ocho horas el contexto político, económico y social de sus 18 meses de Gobierno.
“Mi corta Presidencia será recordada por cuatro eventos: la firma de la paz con el Perú, el manejo de la crisis económica y bancaria con la decisión de congelar depósitos como uno de los elementos centrales; el nuevo eje de la política social, a través de los subsidios directos a los pobres que respetaron los siguientes gobiernos; y, la dolarización. Tres son positivos y permiten la estabilidad que tiene hoy el país; el manejo de la crisis económica tiene un componente polémico”.
Cuatro estaciones. La firma de la paz con Perú fue el verano. En las fiestas de Quito de 1998, pocas semanas después de sellarla, salió de la Plaza de Toros en hombros. El Juli le dedicó su faena.

“En 48 horas seríamos invadidos”
“Me concentré en firmar la paz con el Perú, a inicios de mi gobierno. Según informes de inteligencia, el país sufriría una invasión en las 48 horas siguientes a mi posesión. La mejor medida económica posible era la paz”.
La guerra con el Perú en 1995 costó 600 millones de dólares. La resolución del conflicto en su parte más crítica –la delimitación territorial– es un caso de estudio que expone en todo el mundo, como experto en negociación.
Por una paradoja, una vez derrocado llegó por la frontera sur hasta el límite con Perú. Fujimori y su hija Keiko lo esperaban. Permaneció en ese país varias semanas. Fue invitado a Harvard para un ciclo de conferencias. El proceso en su contra prolongó su estancia de forma indefinida.
El invierno de su breve mandato está marcado por sus decisiones económicas. Afuera, el termómetro marca un grado centígrado. Pese al frío, se quita el abrigo para lucir el pulóver gris tejido a mano por su madre, Rosita, regalo de la última Navidad que pasaron juntos. “Tengo la suerte de que mi familia puede visitarme”. A Ecuador no volvió en 12 años. “Los menores de 18 años no saben quién soy, tienen de mí la imagen que han pintado otros, implacables”.
¿Qué responsabilidad admite? Un alegato de 533 páginas, escrito por él, cuenta su versión de la historia. Es el embrión del libro que está por publicar. Está incorporado en el juicio abierto desde hace 12 años, con 40 mil fojas.
Su argumentación insiste en que una sumatoria de factores económicos internacionales y nacionales (efectos del Fenómeno de El Niño y pérdida de cosechas, baja del precio del barril del petróleo) configuraron el inicio de la “Tormenta Perfecta”: “Cuando todos los elementos esenciales para que una economía sea viable se destruyen simultáneamente”.
“Tuve un precio del petróleo 12 veces más bajo que el actual, llegó hasta siete dólares. La década del 90 fue terrible para América Latina (nueve presidentes derrocados). En el 2000 apareció un nuevo actor, China, a comprar bienes de la región. Cambió las reglas de juego”.

El Crac que quebró al Ecuador
Hernán Ramos era editor económico de diario El Comercio entre 1998 y 2000. Está a punto de publicar el libro “1999: El Crac que quebró al Ecuador”. Dos años de investigaciones, 540 páginas, cien gráficos y cuadros, documentos inéditos sobre el fenómeno. ¿Su hipótesis? El hundimiento del Titanic se produjo en 1912 pero empezó en 1903, cuando los hermanos Wright construyeron el aeroplano.
“La crisis económica ecuatoriana no empezó a fines de los 90 sino a principios de la década, cuando el gobierno de Sixto y Dahik creó el andamiaje para un modelo abiertamente liberal que redujo la presencia del Estado como ente regulador, miniaturizó el esquema de control y permitió que ciertos actores financieros llegaran a niveles de usura. El patrón de acumulación pasó del rentismo petrolero al modelo especulativo financiero”. Un sistema que el régimen de Mahuad no creó, pero tampoco cuestionó.
Para Ramos, Mahuad tiene la coartada histórica perfecta: evitó la quiebra del país evitando la quiebra del sistema financiero privado. Y aunque el argumento de la Tormenta Perfecta que el expresidente esgrime tiene su asidero, también es verdad que “En una decisión económica alguien pierde y alguien gana, el feriado buscó evitar la quiebra del sistema financiero privado; no había plata en ciertas bóvedas porque algunos banqueros saquearon fondos privados; muchos ecuatorianos se empobrecieron porque transfirieron su riqueza a ciertos bancos”.
La Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) fue creada por el Congreso a inicios de diciembre de 1998, para cubrir ilimitadamente los depósitos de los bancos privados, dentro y fuera del país. Era un contrasentido aplicar la cobertura ilimitada. Fue cuestionada como una herramienta para salvar a los banqueros y no a los depositantes, con costos asumidos por el Estado: plata de los ecuatorianos.
La emisión de bonos del Estado (papeles de deuda interna) y los créditos que el Banco Central entregó a la banca prueban que “El costo de la crisis se trasladó al Estado, solo estos dos rubros suman 3.500 millones de dólares”, según Ramos. Diversos estudios ubican entre 6.500 y 8.200 millones de dólares el costo final de la crisis.
En un acto de campaña, en 2006 el entonces candidato Rafael Correa instauró una denuncia contra Mahuad, “Por crímenes de lesa humanidad” por el congelamiento. Quedó en el olvido.
La AGD nació con votos de los socialcristianos, que pactaron que la misma ley eliminara el impuesto a la renta y lo reemplazara por el uno por ciento a la circulación de capitales. Al día siguiente de su creación cayó Filanbanco. Las obligaciones de sus dueños pasaron al Estado. Al Gobierno de Mahuad lo llamaron rehén de los socialcristianos. El presidente del Congreso y coideario de Mahuad, Juan José Pons, era el vaso comunicante. Y, de paso, mantenía una sociedad comercial con el banquero Aspiazu.

Aguas peligrosas, aguas mansas
En su departamento la temperatura es templada. Las aguas de Fresh Pond, el lago cercano, corren mansas. Siempre se sintió seguro cerca de una fuente de agua. “Uno debe buscar su propio elemento”.
A lo largo de su gobierno Mahuad se dejó cubrir por la marea, según Ramos. “A fines de 1998 le llegaba por los tobillos; con el congelamiento le subió a la cintura; días antes de decidir la dolarización ya tenía el agua hasta el cuello”.
El expresidente se muestra reflexivo. “Tiempo y serenidad son los dos regalos que me ha dado esta fase de mi vida”.
Admite que la Ley que creó la AGD fue desdibujada en el Legislativo, donde tenía apenas un tercio de votos. “Un camello es un caballo dibujado por el Congreso”. Había que proteger los ahorros para no ahondar la desconfianza en la banca, ya se sabía que la situación real de los balances no había sido transparentada. “Nuestro gobierno empezó auditorías externas para determinar cuáles eran las manzanas podridas y separarlas del sistema, hoy la banca está saludable”.
No hubo superintendente por tres meses, porque usted no mandó terna al Congreso, argumenta Vistazo. “Tuve dos candidatos, pero no reuní votos en el Congreso”.
El Superintendente que recibió los votos del Parlamento había colaborado con el Progreso: controlador y controlado eran lo mismo.
La mención lo incomoda. Admite que su campaña recibió fondos de Aspiazu.
“Una campaña cuesta. O se es multimillonario o se tiene un pasado oscuro donde se hizo plata. No fue mi caso. Acepté aportes, no pagué favores”. No menciona que la Ley de Partidos impedía recibir fondos de un contratista del Estado y Aspiazu era cabeza de Emelec, en litigio por la renegociación de un millonario contrato eléctrico.
¿Congeló para favorecer a Progreso? “Si tomo una medida para ayudar a un banco, éste no debería cerrar sino seguir abierto. Cierra porque está en condición crítica. Hasta entonces la Superintendencia decía que estaba bien. Recuerde la firmeza que como Presidente tuve para mantener la decisión, el banco no entregaba garantías y el BCE no le dio el crédito”.

Dolarización y naufragio de su gobierno
Meses después, tras una sesión de gabinete, el Ministro de Defensa le presentó un informe de Inteligencia sobre un plan de Aspiazu para dejar el país. “La orden de prisión debía venir de un juez competente, la emitió porque retuvo impuestos y no los transfirió al Ministerio de Finanzas. El operativo para ejecutarla fue combinado entre los ministerios de Gobierno y Defensa. Uno no pone en prisión a quien quiere proteger; la persona que se siente protegida no llama a la prensa para acusar al supuesto protector”.
A fines de 1999 analizó renunciar a su cargo, porque “Llegó un momento en que todo lo que habíamos intentado fracasaba. No había manera de hacer algo efectivo, un presidente inefectivo debía renunciar. Cuando analizaba esa posibilidad se abrió la ventana de la dolarización por un acuerdo con el PSC para votar en el Congreso”.
Según el Banco Central al finalizar diciembre de 1999 el dólar trepó a 20.243 sucres. Horas antes del 9 de enero no lograba mayoría de votos en el directorio del Banco Central. Esa tarde obtuvo el apoyo de un vocal cercano a los socialcristianos. Con tres votos a favor y dos en contra se dolarizó la economía.
Todos los estudios decían que el cambio se fijaría en 18 mil sucres por dólar, aclara Ramos. El anuncio oficial de 25 mil sucres fue una sorpresa.
Once días más tarde su régimen fue hundido por una marea humana de indígenas y grupos sociales. “Lo efectivo es que el esquema funcionó, ni el FMI lo avalaba, lo han criticado pero nadie lo cambió y es uno de los factores de estabilidad del Ecuador”.
“Les pido, como Obama, juzgarme en el contexto en que actué, no me comparen con Dios sino con las posibilidades que tuve”.
Vivió las cuatro estaciones del poder. El verano de la victoria electoral. La primavera de la paz. El otoño de la crisis. El congelamiento fue el punto más crítico. En el invierno de su vida, el exmandatario espera el juicio de la historia.

Sus cuatro estaciones
Canción que refleja su visión actual: su actividad:
“Gracias a la vida”, de Violeta Parra.
Frase favorita: “Ama y haz lo que quieras”, de San Agustín.
Su pasión: Integra el Consejo Global Consultivo “Más Allá de las Fronteras”, que promueve mediaciones en todo el mundo. Y apoya la iniciativa de paz llamada “El Camino de Abraham”, para construir un camino desde Turquía hacia Arabia Saudita, con sitios de alojamiento seguro para los peregrinos. Involucra sitios donde se practican el islam, el cristianismo y el judaísmo.
 
Su actividad: Es cofundador y consejero principal del programa de Harvard para Negociaciones Internacionales y profesor visitante en seminarios para ejecutivos de todo el mundo; en Liderazgo participa en el ciclo “Agentes para el Cambio Global”, de Harvard Kennedy School. Y en Negociación participa en el ciclo “¿Cómo usar sus emociones en negociaciones?”, de Harvard Law School. Es autor de un capítulo del libro homónimo, lectura obligada en ese centro de estudios. Actualmente, lee libros de psicología jungiana y programación neurolingüística.

Los cuatro soles de su vida
Jamil Mahuad confiesa estar enamorado. El nuevo sol de su vida es Annita (Anna Vishart, odontóloga guayaquileña de 48 años). “Es un ancla de autenticidad, generosidad y abnegación con quien compartimos el amor por la vida y por el otro y sabemos, con Gibran, que amarse no es mirarse el uno al otro sino mirar juntos en la misma dirección”. Con ella visitó al Dalai Lama en septiembre de 2010, en Dharamsala.
Su hija Paola tiene 32 años. Estudió derecho y se especializó en relaciones internacionales pero está explotando su faceta de microempresaria, está desarrollando una línea de productos de aromaterapia. “Trajo a mi vida toda la ternura imaginable con integridad, inteligencia, dulzura y valor”.
Su madre, Rosita, “Capaz de dar todo sin recibir nada a cambio. Siempre con el corazón fresco, la sonrisa abierta y el alma blanca”.
Su tía Livia mantiene su fe. “Luego del derrame cerebral en 1997 ella me llamó y me dijo: ‘Le pido a Dios que si te quita todo, no te quite la fe. Fue escuchada’”.

Su teoría del perdón
¿Sabe que algunos ecuatorianos no le perdonan?
Los entiendo, también sufrí. Espero que algún día tengan un juicio más balanceado.
Usted mantuvo un premeditado silencio.
Acepto lo que no puedo cambiar. No hay manera alguna de que una persona con orden de prisión pueda argumentar desde fuera del país.
¿Perdona usted a quienes lo derrocaron?
El pueblo ecuatoriano reaccionó con rabia y frustración ante el dolor que sentía. Esta reacción es natural y la comprendo.
El juez Pacheco dictó el auto de llamamiento a plenario por peculado. La justicia no perdona.
Hay un cambio total de energía en el Ecuador respecto a los juicios políticos. Esa providencia está apelada. No puede un Presidente terminar siendo juzgado por el suplente del suplente del suplente, en cuya hoja de vida hay dos méritos, haber sido funcionario de la Dirección de Rentas y profesor de inglés de una academia. La complejidad de decisiones debe ser analizada por un juez que pueda comprender el contexto.
El juez Pacheco dijo que Jamil Mahuad pulverizó el ahorro de los ecuatorianos, que el congelamiento fue asumido para evitar la quiebra de ciertos banqueros.
Fue un acto de política económica. Pido que se juzguen mis decisiones en el contexto de la crisis. El juicio es nulo. No puede empezar un juicio a un Presidente por peculado sin un enjuiciamiento previo del Congreso. No hay informe de Contraloría que establezca el perjuicio. No hay razón para que el juicio exista, así lo decidió la Segunda Sala de la Corte cuando me sobreseyó, no hubo dolo.

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